Dimitri y Laura: o el valor de las cosas bien hechas

La vida profesional es algo que pertenece a una parte muy íntima de la persona, todos la vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida, con diferentes etapas, diferentes objetivos, diferentes ilusiones… es constante y a la vez variable, y por lo general, intentamos evolucionar de manera positiva, ser optimistas a pesar de los obstáculos, procurando estar al día, formarnos y observar comportamientos, si comportamientos de buenas maneras de ser y de proceder.

Por suerte a mi me ha tocado vivir diferentes etapas, unas mejores que otras, pero todas ellas tienen su punto de gratificación, ya sea por unos motivos u otros, desde la docencia, la investigación, la gestión y la asistencia, en cada una de ellas he sabido ver siempre la cara buena de las cosas, el motivo para avanzar, la ilusión por mejorar.

Una enfermera debe cuidar a los pacientes, pero cuidar en el amplio sentido de la palabra, ya no solo con la administración de cuidados, sino llegando mucho más allá, las lectoras enfermeras de este post coincidirán conmigo, que hay veces que por la razón que sea este «cuidado amplio» se hace más intenso, ¿por qué? pues no tengo respuesta, pero es así, será por el tipo de paciente, por su caso en concreto, por las circunstancias que le rodean…chi lo sa? como se diría en Italia.

En mi labor asistencial trato de ser como soy, con mis virtudes y mis defectos, pero ante todo no me gusta aparentar lo que no soy. El centro de atención de un centro hospitalario es el paciente, y a ellos nos debemos, porqué de nuestro trabajo y dedicación reside en gran parte el éxito de sus tratamientos. Nuestro trabajo es así: dedicación, esfuerzo, mejora… y con ver los frutos del mismo ya terminamos el turno cansados pero alegres por el triunfo: ese paciente que ya no tiene dolor, ese otro que va cicatrizando sus heridas, el que ya tolera la ingesta hídrica, el que se va de alta tras superar su hospitalización, y así podrían enumerarse cientos de casos.



Este post va dedicado a Dimitri y Laura por haberme sorprendido de una manera diferente, por haberme hecho sentir aún más la satisfacción y el orgullo de ser enfermero, y animarme en mi mejora continua por el bien de la profesión y de quienes la integramos.



Gracias!!!

PD: no me lo pienso comer!

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